Tortellini gratinados

En la feria medieval que se celebra en mi ciudad todas las festividades de San Froilán puedes encontrar de todo un poco. Desde dulces árabes riquísimos hasta juguetes tradicionales de madera hechos a mano. Este año llamaban la atención los puestos de quesos, los había de todas clases y de varios rincones del mundo. Algunos monumentales como el Grana Padano que podéis ver en la foto. Y como normalmente no se encuentran en las tiendas de por aquí, yo aproveché y me traje a casa varios a cada cual más rico (y más caro... que ya se sabe en estas ferias lo que abusan de nosotros).

El plato de pasta que os traigo hoy quedó sencillamente delicioso con dos de los quesos holandeses de cabra Polder que me cautivaron. El verde es queso de albahaca, yo no lo había visto nunca y me sorprendió gratamente su color y su sabor. El amarillo lleva una mezcla made in Italia a base de tomate, olivas, orégano y mejorana, muy bueno también.

No me quise complicar la vida a la hora de catarlos y me decanté por unos tortellini frescos rellenos de ricotta, gratinados con salsa de tomate casera y esos dos quesos. Ni os imagináis qué sabor tan auténtico, y qué colorido. Además no podéis quejaros, que la receta más fácil no puede ser.

Necesitamos

Un paquete de pasta fresca (en mi caso tortellini de ricotta y espinacas)

70 gr de queso polder de albahaca

70 gr de queso polder blanc mediterrano

200 ml de salsa casera de tomate

1 ramita de orégano fresco

Cocemos la pasta al dente, escurrimos y servimos en un plato con unas grandes cucharadas de salsa de tomate casera triturada (la mia lleva tomates, pimiento rojo, cebolla, ajo, calabacín, orégano, laurel, sal y una pizca de azúcar) y unos trocitos de cada uno de los quesos. Gratinamos durante unos minutos hasta que el queso comience a derretirse. Espolvorear con una pizca de orégano fresco y comer muy caliente.