Clara Villalón ya era para mi una bloguera llamada Miss Migas antes de asistir a su
Masterclass en A Punto. La descubrí en el concurso de tv y siempre pensé que
tenía algo especial. A pesar de ser muy joven y de que su interés por la cocina
es relativamente reciente, Clara ha demostrado sobradamente que domina a la perfección los
fogones, pero sobre todo que sabe llegar a la gente. Es sencilla y directa, sin
pelos en la lengua… Y de ese modo nos descubrió las herramientas para escribir
en un blog de cocina y no morir en el intento… El truco? Unas buenas fotos de
una buena receta que tenga una buena historia detrás. A veces basta con un pequeño cambio para
personalizar y hacer especial esa receta de siempre y eso nos lo dejó también claro con lo que cocinó para nosotros. Recordamos con ella una técnica casera muy práctica para
ahumar cualquier alimento, también nos enseñó que los ravioli pueden hacerse
con pasta wontun comercializada, que un tiramisú está buenísimo con frutas y
que a las navajas les va de cine la panceta ahumada y la leche de coco.
Inspirada por Clara me he atrevido a utilizar el sistema de ahumado
para un plato que ha resultado sorprendente, sabroso y fácil. Os lo cuento.Ingredientes (4px)
2 caballas (o verdeles) medianas
1 mandarina
1 lima (kaffir)
1 trozo de jengibre fresco
1 cucharadita de Pimienta negra en grano
1 calabacín pequeño
1 zanahoria
1 patata pequeña
Aceite oliva suave
Sal y pimienta
Limpiamos la caballa, sacamos los lomos y los desespinamos.
Forramos bien una cazuela con papel de aluminio (para que no se nos ponga negra) y colocamos dentro la piel de una mandarina, una lima, unos granos de pimienta y un trocito de jengibre. Encajamos en el borde un colador de malla fina y ponemos sobre él los lomos de caballa. Tapamos muy bien el conjunto con film transparente, con varias capas si hace falta para que quede lo más hermético posible. Ponemos al fuego medio alto hasta que veamos que la cazuela se llena de humo. Lo mantenemos así unos 5 min, separamos del fuego y dejamos reposar otros 5.
En este punto la caballa debería haber cambiado de aspecto y estar prácticamente cocinada, jugosa y perfecta para comer. Si no, podemos darle un toque de plancha en el último minuto con unas gotas de aceite.
Recuperamos las pieles de los cítricos, la pimienta y el jengibre de ahumar la caballa y los ponemos en un cacito cubriéndolos de aceite de oliva suave. Llevamos a ebullición un minuto, apartamos y dejamos infusionar un buen rato.
Mientras tanto cocemos en agua el calabacín, la patata y la zanahoria y las trituramos hasta conseguir una crema fina que salpimentaremos.
A la hora de servir, colocamos unas cucharadas de la crema de calabacín en el fondo del plato, unos brotes tiernos de ensalada (lechuga, canónigos, acelga roja...) y los lomos de caballa en trozos limpios de piel. Aliñamos con el aceite infusionado, unos granos de pimienta y una pizca de ralladura de lima. Servir templado.